A través de sus ojos II.

 Robert Standley ha creído conveniente que su amigo Edward esté custodiado en un apartamento reservado al efecto para la protección de testigos. Así se lo ha comunicado al inspector Horton de Scotland Yard. Aunque el resultado de las primeras pruebas realizadas parecen apuntar a Harris; sin embargo, su olfato de detective le dice que aquí hay algo que se les está escapando, puede que incluso sea algo tan obvio, que por esa razón lo hayan pasado por alto y estén dando demasiados rodeos al caso. Horton accede a que esté custodiado durante al menos dos semanas hasta que las investigaciones estén algo más avanzadas, ni una semana más concluye. Además las pruebas del ADN están al llegar, para entonces no habrá lugar a dudas.
   Robert le comenta a Harris el acuerdo al que ha llegado con el inspector y el juez instructor del caso. Éste ya más tranquilo le agradece el gesto. 
-Tú me crees... ¿verdad?
-No se trata de creencias Ed, sino de pruebas, de hechos.
-¡De qué me hablas!
- Las pruebas de ADN realizadas a las víctimas y contrastadas  por el forense inducen a pensar que podrías hacer sido tú el autor, pero existe un grado de fiabilidad poco probable, eso nos da un margen de maniobra suficiente para demostrar que tu no eres el autor de esas muertes. Pero tengo que decirte, que si no fuiste tú, al menos el asesino tiene un alto grado de parentesco contigo.
- No entiendo, yo soy hijo adoptivo.
- ¿Y si no todos murieron en el accidente?
- Yo tengo vagos recuerdos de aquello, ni siquiera recuerdo a mis padres. De mis estancia en el orfanato, tampoco recuerdo nada. Bueno sí, ahora que lo dices en mi infancia solía tener pesadillas en las que siempre aparecía un niño, un niño que me miraba insistentemente pero al que no podía ver el rostro. Los psicólogos me dijeron que se trataba de mi propia imagen y que era por la nostalgia del pasado como un deseo de arrancar el dolor o no sé cuántas historias. Con el paso del tiempo, aquel niño desapareció de mis sueños. 
- Y no te ha dado por pensar que quizás y solo quizás, ese niño no pueda llegar a ser otra cosa que la existencia de un hermano, un hermano al que quisieras ponerle rostro, al que quisieras rescatar del olvido. Parece descabellado pero, ¿y si fuera así?
- ¿Sugieres que tengo un hermano gemelo que comete estas monstruosidades para llamar mi atención?
- No sé si para llamar tu atención o para otro fin muy distinto.
- Lo que si te puedo avanzar es que las muestras de ADN se han enviado al doctor Julio Ramírez, especialista en biotecnología de la Universidad de Granada. Se trata de un especialista en investigación criminológica a nivel internacional, y participa en la confección de un banco mundial de ADN. Se le ha pedido que colabore con nosotros y al mismo tiempo podremos saber si existe la posibilidad de que nuestro imitador de Jack "el destripador" haya dejado su firma en algún caso con anterioridad. Un tipo así créeme no nace de la noche a la mañana, o al menos eso pienso yo.
    Harris no dice nada y se queda pensativo, se halla en una situación algo incomoda, ahora está en el centro de todas las miradas, quizás esa posibilidad a la que apunta Robert Standley sea lo que pueda salvarlo.
  Harris se acomoda en un sillón del salón, está algo cansado y abatido de tantos problemas, se queda adormecido. De repente, está en un pasillo del Royal Hospital de Londres. Hay mucho trabajo, al parecer ha habido un accidente y todo es un ir y venir de camillas con accidentados. Ella, Jane, está allí corriendo con una camilla hacia el quirófano. Al cabo del rato está en la calle, tomando aire fresco. Siente frío y esa luz le da en los ojos. Se despierta y ve que es el sol que le da en la cara. Harris se echa las manos a la cabeza.
- Bob, le he visto otra vez ¡mi mujer está en peligro!
-¿De qué diablos me estás hablando?
- Él ha estado en el hospital, vigilándola. 
Está blanco, con la mirada perdida y el sudor frío. Su corazón está latiendo como un caballo desbocado que quisiera salir al galope sin parar. Empieza a respirar con dificultad. Su amigo le desabrocha la camisa e intenta reanimarlo. A duras penas, pero lo consigue. 
-¡Tranquilízate y cuéntame lo que has visto!
- Robert, he visto a Jane en el hospital con una camilla de camino al quirófano con un señor mayor que ha tenido un accidente. 
-Voy a llamar para comprobar lo que dices.
 Robert, coge el teléfono y llama a recepción. Acaba de mudar la expresión de su rostro un frío helado le recorre todo el cuerpo. No puede creer lo que oyen sus oídos. Le acaban de confirmar paso por paso todo lo que le ha contado Edward Harris. Cuelga el teléfono y a continuación llama al inspector y al juez para contarle lo sucedido.
  Tras la conversación deciden poner bajo vigilancia la casa de los Harris, pero de manera poco visible. No pueden hacer nada que levante sospechas entre los vecinos y menos aún poner en alerta al asesino. Al frente de la operación "Halcón" como la han bautizado, han puesto al Teniente McNichols y otros cinco hombres. Lo tienen todo controlado, o al menos eso creen.
  Jane no sabe muy bien qué está sucediendo, a ella no le han contado nada, simple rutina le han dicho; explicación que no la ha convencido nada en absoluto, siempre que la policía dice que es por simple rutina en el 99,9% de los casos no es así. Y su olfato no la engaña, vaya si no la engaña.
  Robert está muy feliz con los resultados obtenidos de las pesquisas del Doctor Julio Ramírez. Al parecer ha confirmado que el ADN encontrado en las víctimas no pertenece al profesor Harris, pero sí a un posible hermano, y lo que es más sorprendente: han hallado en el banco de ADN un caso que tiene relación con el mismo asesino ocurrido hace cinco años en Francia. 
   Harris está oyéndole y, a pesar de estar despierto, sufre una especie de trance, algo que no le había ocurrido hasta ahora. Puede ver un coche de policía llegar. Un agente sale y saluda a los compañeros, los demás lo pasan por alto, pero al llegar a la puerta uno de los agentes camuflados pide confirmación de si han enviado coche alguno allí y nadie le confirma nada. Algo sucede, el agente sigue al policía sospechoso sin ser visto. Está vestido de jardinero e intenta retenerle. Harris sale de su trance.
- Bob está en la casa avisa a los agentes. Va vestido de policía.
- ¡Nos vamos para allá, conduce tú mientras yo aviso!
  Los dos salen rápidamente hacia la casa de los Harris. Aquel individuo sigue adelante, abre la puerta y el teniente McNichols le pide que se identifique pero aquel individuo se abalanza sobre él seccionándole la garganta. El teniente intenta resistir lo que sus pocas fuerzas le permiten, pero se desvanece sin casi oposición. Aquél individuo se despoja de su uniforme y ya de paisano se planta en la cocina, allí está Jane con otra agente tomando el té. No contaba con que hubiera otra persona acompañándola. 
 Ella le mira y al ver la imagen de su marido, parece feliz, pero nota algo diferente. Lo disimula. La agente no lo percibe. Pero ella nota frialdad en la mirada de aquél hombre, ese desconocido con el mismo rostro de su marido. No, se dice así misma, no es él. Intenta mantener la calma y aparenta una conversación normal con aquel extraño.
- ¡Edward qué alegría cariño creí que no volvería a verte!
- Sí, yo tampoco. Pero no parece que te alegres mucho, pues ni siquiera me has dado un beso.
 Ella le mira, no se atreve a acercarse. Si lo hiciera sería como entregarse al enemigo. La agente se extraña de la actitud de la mujer y por un instante se fija en el profesor. Ella también ha notado frialdad en la mirada de ese hombre y una extraña sonrisa, casi diabólica se diría. Está lejos de aquél hombre al que hace dos días estuvo custodiando junto al detective  Standley. 
   Fuera, el inspector y varios hombres se acaban de apostar alrededor de la casa. Sigilosamente, varios individuos se acercan y penetran en la vivienda. Mientras, un francotirador se ha apostado en una vivienda cercana. Le tiene en el punto de mira, solo espera la orden. Son segundos, solo segundos. Aquel individuo saca rápido un cuchillo de grandes dimensiones, se abalanza sobre la agente y Jane coge la tetera y se la lanza con el té caliente a aquél monstruo. El individuo forcejea con su oponente, se oye un disparo. Cae al suelo. Ríe y la mira. Ella le dice que es un monstruo. Él sin dejar de mirarla un instante, irónicamente contesta:
- No creas que tu marido, mi hermanito Edward, es mejor que yo. Pregúntale por Charles Hawland, ¿no se acuerda del pequeño Charlie? 
-¡Mientes!
Ríe, aquél monstruo insensible sigue riendo hasta su último suspiro. 
Ella siente asco, miedo, repulsión por aquel ser insensible. La agente Rose está herida en el suelo, pero está bien. De inmediato llegan el inspector Harris y el detective Standley.
-Todo ha terminado, cariño. Ya estás a salvo.
-¡Edward!, él ha comentado algo acerca de un tal Charles Hawland, dime ¿Qué es lo que le pasó?
- Charlie murió hace más de 45 años en el transcurso de una pelea, aquello fue un accidente. Éramos niños, y Charlie era mucho mayor que yo. Se dedicaba a pegar a los más pequeños, un día yo me enfrenté a él y nos caímos desde una altura considerable, yo perdí la memoria y él murió al golpearse contra una piedra en la cabeza, mi hermano gemelo Anthony, al que apenas recordaba, estaba arriba con una sonrisa en los labios y sin decir nada, pensaron que él tuvo algo que ver con ello. Algunos dijeron que nos empujó a los dos mientras peleábamos. Así que parece ser él fue quien cargó con todo y le recluyeron en un reformatorio. Después de aquello no recordaba nada, ni tan siquiera si había muerto en el accidente con mis padres o había estado conmigo en el orfanato.
-No te preocupes, Jane, todo lo que te está contando Edward lo estuvimos investigando hace unos días. Le sugerí la idea de la posible existencia de un hermano y dimos con la clave. Luego la ayuda de un eminente psiquiatra hizo el resto. La memoria fue rescatando del olvido pedazos de ese puzle llamado recuerdo que hasta ahora se hallaba incompleto y al ir colocando cada pieza en la memoria, se fueron formando los elementos necesarios para resolver este enigma con las distintas piezas que nos faltaban  y pudimos verlo todo con claridad.
 


  

Comentarios

  1. Bien está, lo que bien acaba...espero no tener ninguna hermana gemela!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues tenía pensado otro final muy distinto, peeero me lo pensé mejor.

      Eliminar

Publicar un comentario