La dama del lago


Había mucha niebla ese día, y los perros estaban nerviosos, no obstante la princesa Ariadna había decidido que se celebrara el día de montería proyectado. La princesa era una joven hermosísima, pero todo lo que tenía de hermosa lo tenía de cruel y despiadada. Ese día habían convocado a muchos nobles, príncipes y caballeros, todos ansiosos por conquistar el corazón de la princesa. Entre los invitados estaban el príncipe Armando y uno de sus mejores caballeros Sir Thomas,  cuya valentía ya había sido probado en algunas batallas a pesar de su juventud. La montería estaba a punto de comenzar, todo estaba preparado, el terreno a batir pertenecía a las tierras del rey Osvaldo rica en caza, el único inconveniente era  atravesar las tierras del Lago de la Tristeza, dónde según cuentan habitaba la dama del lago. Nadie osaba adentrarse en ese bosque, se contaban historias de que todo aquél que se adentraba en las tierras, y miraba a los ojos de la dama quedaba hechizado y volvía de nuevo al bosque desapareciendo para siempre. Eso le había ocurrido al propio Rey Osvaldo, a algunos caballeros, y aldeanos.
    Ya estaban todos preparados para la jornada de caza, la princesa había prometido una cena en honor del cazador que obtuviera la mejor pieza, y le reservaría además un baile. Todos estaban ansiosos por tal honor, y si conseguían además conquistar su corazón, cosa difícil,  se convertirían en el futuro rey, posición que ostentaba en la actualidad el príncipe Erasmo, tío de la princesa, hasta que esta contrajera matrimonio.
    El príncipe Erasmo era tan malvado y pérfido como la princesa, y no le interesaba que su sobrina contrajera matrimonio, de esta forma podría seguir cobrando elevados impuestos para satisfacer sus vicios, algo que ya llevaba haciendo en tiempos del rey Osvaldo, al que siempre había manejado a su antojo, haciéndole su Consejero Real y ocuparse de las finanzas del reino.
   Dieron la señal para comenzar la jornada de caza y todos salieron con sus perros y sus caballos, la princesa que ya se había fijado en los jóvenes Armando y Thomas, los siguió pues a ella le gustaba participar en la cacería, y sobre todo burlarse de todos los jóvenes.
Armando vio un hermoso corzo y decidió ir por él, dio una señal a Thomas para que le ayudara a hacerse con la pieza, cargaron sus ballestas, pero Armando no tuvo suerte, el animal huyó despavorido, hacia el bosque, ellos le siguieron, por nada del mundo iba a dejar esa fabulosa pieza, pensó Armando, esta era su oportunidad, tenía que aprovecharla. Para eso se había hecho acompañar de uno de sus mejores hombres. Empezaron a buscar el rastro del animal, pero vieron que las huellas se adentraban cada vez más en el bosque, Thomas tiró con la ballesta contra algo que creyó ser el corzo. Fue con su caballo galopando hacia la zona, la princesa le lanzó una sonrisa entre maléfica y divertida a Armando y le dijo a Armando que su amigo estaba a punto de adentrarse en  la zona prohibida, entonces Armando lejos de advertir a su amigo del peligro que corría  le dejó avanzar..... estoy dispuesto a todo por conseguir el favor de la princesa, pensó que  no podía dejar que nada se interpusiera, pero sin saber porqué sintió miedo y arrepentimiento, pues podía perder a uno de sus mejores hombres y amigo.
    Thomas siguió el rastro de sangre, en efecto le había dado al animal, pero no lo veía por ningún lado, llegó hasta el lago, y vio el animal a los pies de una hermosa mujer vestida de blanco, tenía los cabellos de oro, o eso le pareció y la miró a los ojos, eran azules como los del  lago, y lejos de sentir miedo, sintió curiosidad por saber quien era tan hermosa mujer. La joven le dijo, que podía llevarse la pieza a cambio de no revelar que la había visto, el sin hacer caso de la advertencia de la joven le preguntó su nombre, ella le dijo que no podía revelar su identidad , que lo hacía por su seguridad, y que cogiera la pieza y se marchara. Thomas insistió, pero en ese mismo instante dos caballeros con armaduras doradas surgieron por detrás de él, apuntándole con sendas ballestas a la cabeza  y le sugirieron que cogiera la pieza y se marchara.
   Thomas obedeció y cogió la pieza, una gran pieza dijo, mi señor el príncipe Armando estará orgulloso, la cena de esta noche será en su honor y así quien sabe si logrará conquistar el corazón de la princesa Ariadna.
   La joven le respondió que dudaba mucho que eso ocurriera,  y que su amo y amigo tuviera mucha precaución  con la princesa y su tío..... y Thomas se volvió con curiosidad, tener precaución..... resonaba en su cabeza como si hubiera querido advertirle de algún peligro, se giró pero no vio a nadie, eso le inquietó, ¿será esta joven la dama del lago de la que tanto hablan? se preguntó, no parecía nada peligrosa, como va a serlo, siguió pensando, y qué ojos más bellos, si pueden hechizar a cualquiera, pero debe haber otra razón por la que tanta gente haya desaparecido, tanto hombres como mujeres, pero, ¿cual?
   Al volver al lado de Armando, observó que su joven príncipe y la princesa reían muy divertidos, y se dio cuenta de había algo en ella que le resultaba familiar, se parecía un poco a la joven que acababa de ver, solo que Ariadna no tenía la dulzura y bondad que había percibido en la mirada de la joven del lago. Al verlo regresar con la pieza, Armando suspiró aliviado, pero la princesa le lanzó a Thomas una mirada de fastidio, que no pudo disimular.
- Tu joven caballero ha sido muy valiente al adentrarse en tan peligroso bosque, quizás ha visto algo que quiera contarnos- dijo la princesa  forzando una sonrisa a medias.
-Pues sintiéndolo mucho alteza , no he tenido la grata oportunidad de vislumbrar nada que pudiera inquietarme, solo este maravilloso corzo que me ha costado un gran esfuerzo en alcanzar- dijo el con cara de satisfacción al ver como la princesa, ponía de nuevo cara de fastidio.
-¡Lo que está claro es que de momento, hasta que suceda cosa contraria, soy el vencedor de esta maravillosa montería y por lo tanto merecedor de tan alto honor- comentó divertido  el príncipe Armando.
 Se hizo la cena, en honor del vencedor, el príncipe Armando y la princesa. Esta que ya se había informado de la inmensa fortuna del joven y aconsejada por su tío, le hizo firmar un documento antes de la boda, para que su tío siguiera siendo el Consejero Real y Ministro de Finanzas de ambos reinos y caso de muerte del joven, ella pasara a ser la heredera de ambos reinos.
   Al día siguiente, Thomas cogió su caballo y se dirigió al bosque sin que nadie lo supiera, dejó el caballo escondido y el se adentró de forma sigilosa en el bosque llegó hasta una zona en la que había unas casas y allí vio a caballeros con las armaduras doradas, a mujeres trabajando, artesanos, era una pequeña ciudad en la inmensidad de un bosque. Miró hacia el lado oeste de las casas y vio una casa más grande y majestuosa que las demás y allí vio a la joven, y para su sorpresa la vio hablando con el rey Osvaldo que la trataba como si fuera su hija. Estaba divisando todo el panorama, cuando sintió como si le desgarraran el hombro, intentó zafarse pero no pudo, su oponente era más fuerte, era un hombre enorme, que lo inmovilizó de momento y lo llevó ante todos. Allí pudo enterarse de que todos eran proscritos, que se ocultaban de las fechorías del príncipe Erasmo y de la princesa, y que la joven dama del lago no era otra que la hija del rey Osvaldo, Belinda, una joven a la que su tío habían mandado ahogar en el lago, y que había sobrevivido gracias a que su ejecutor se había arrepentido y había simulado su muerte. Tras esa noticia el rey Osvaldo se había sumido en una profunda tristeza y lo había dejado todo en manos de Eugene. Y la leyenda de la dama del lago había sido inventada para evitar que se descubriera la identidad de la joven, y pudo enterarse además que la princesa Ariadna en verdad era hija de Erasmo, que la había hecho pasar por su gemela. Que no podían volver  dado que Erasmo controlaba el ejército a su antojo, al mando del cual había puesto a su sobrino Henrich, un  sujeto mezquino y avaricioso que mataría a una mosca si Ariadna se lo pidiese. Thomas les contó que su joven amo iba a casarse con la princesa y que había firmado un documento que le convertiría en objetivo de Erasmo, así que le dejaron marcharse para salvar a su señor. Fue a los aposentos de Armando y le dio a beber una jarra de vino para celebrar el enlace, y se coló en las estancias del Consejero Real para robar el documento firmado por su señor, y cuando este estuvo lo suficientemente dormido se lo llevó lejos de allí, para cuando despertara ya estarían de regreso a casa, por el camino quemó el documento y dio gracias por haber conocido a la dama del lago.

Imagen que acompaña al relato creada con AI 


Comentarios

  1. Respuestas
    1. jajajaja cierto, aunque he modificado algunas cosillas y corregido otras. Ahora voy a escribir el nuevo capítulo para la bruja Melisa que mi sobrino Jesús me ha dicho que de hoy no pasa XDDD...es que me ha hecho un dibujo con toda su ilusión y lo quiere ver en el blog.. Aquí los fans exigiendo ya ves

      Eliminar

Publicar un comentario