"Señora tengo melones sin zapatos...dulces como la miel"


    Suena raro ¿verdad? a mi también me lo parecía, hasta que pude descubrir la verdad. Pues sí, que queréis que os diga, resulta que estaba yo tranquilita haciendo mis quehaceres domésticos una preciosa y calurosa mañana del mes de julio (de esas de 38º C a la sombra, porque al sol el termómetro se deshace) cuando oigo un vendedor ambulante decir algo ininteligible a mis oídos. Mira que me esforcé horrores para descifrarlo, pero ni flores. Mi padre me preguntó que qué era lo que decía el buen hombre, yo le dije que no tenía ni idea. Y eso que él ese día llevaba los audífonos puestos; es más me hizo que le cambiara las pilas.
 Al día siguiente, vuelve el vendedor (debe ser que aquello que fuera que vendiese tuvo éxito) y esta vez pude oír algo así <<¡Vamos señoras, tengo melones sin zapatos dulces como la miel!>> el resto del eslogan no pude descifrarlo... Al entender esto me estuve riendo un rato yo sola, anda que melones sin zapatos... ¿Pero cuándo has visto tú un melón que lleve zapato? Vale, hay mucho melón y melona suelto por estos mundos de Dios, estos si que llevan zapatos; pero estos no valen. Mi padre me vuelve a preguntar y a mi que me da la risa, cuando le digo lo de los melones sin zapatos... 
-¿Eso que es un chiste de los tuyos?
- No, eso es lo que yo le he entendido, pero debe ser otra cosa.

Es que hay que ver lo mal que vocalizamos hoy día.Yo aún no he descifrado la mitad de las canciones de Shakira, lo siento pero no sé en qué idioma habla en algunas de sus canciones, porque para mi son ininteligibles; bueno pero eso no es de lo que estaba hablando claro está...Mi padre que del campo sabe más que yo, que no tengo ni repajolera idea, me sacó de mi error....Niña será melones piel de sapo.... Cuando llegaron mis sobrinos, volvió a pasar el vendedor ambulante con su furgoneta blanca y su voz melodiosa con....."Melones sin zapatos, dulces como la miel"...uno de mis sobrinos decía que no se le entendía muy bien lo que decía...y me preguntaron que qué decía, y cuando les dije que yo lo que le entendía era lo de melones sin zapatos se partían de risa.
   Al final,  se ha quedado la bromita de los melones sin zapatos y mis sobrinos cuando van conmigo a la frutería y ven los melones me dicen ¡mira tita los melones sin zapatos!
Hay que ver lo que hace el no entender lo que otro dice; sobre todo cuando el emisor vocaliza fatal.

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