¡Me está mirando! (I)


-¿La doctora Svenson?
-Sí soy yo, pero pase no se quede en la puerta.
-Mi nombre es Martin.
-Bien Sr Martin, tome asiento. Enseguida comenzamos.
Tras anotar los datos personales, la doctora Svenson tomó una carpeta cuero negro, la abrió y sacó unas láminas. Las ordenó lentamente mientras observaba minuciosamente el aspecto de su paciente. El señor Martin aparentaba menos de sesenta años, que era lo que le había dicho, parecía algo tímido y nervioso. Se mordía continuamente los labios y se arrascaba continuamente el antebrazo izquierdo.
-Le voy a mostrar unas láminas, quiero que me diga qué le sugiere la imagen.
-Como usted diga-asintió él.
La doctora le mostró la primera lámina.
-¿Qué ve en esta lámina?
La miró detenidamente, sus ojos grises se esforzaban por encontrar un sentido a aquella imagen. Hizo una mueca y se encogió de hombros sin saber qué decir. Al final se decidió a responder.
-Solo una mancha negra.
-Bien, ahora le mostraré otra.
Hizo exactamente lo mismo que con la lámina anterior.
En la séptima, ya fue tomando confianza con su interlocutora. La miró a los ojos, y la sonrió. La doctora se encogió de hombros y le ordenó concentrarse en la lámina.
-Si le echo imaginación puedo ver una nube a trozos de color negro, pero nada más.
La doctora se echó a reír. En ese instante, recibió una llamada telefónica. Mientras hablaba, Martin se fijó detenidamente en la doctora. No parecía pasar de los treinta años, su melena recogida en un moño le daba un aspecto de madurez, pero sus zapatillas deportivas y su mochila la delataban. Sin apenas darse cuenta la doctora dejó la última lámina sobre la mesa, Martin reparó entonces en ella. Su gesto cambió totalmente, era un gesto de preocupación. Al darse cuenta, la doctora Svenson colgó el teléfono.
-¿Sucede algo?-preguntó preocupada por el cambio de conducta del paciente.
-Esa mancha, me ha mirado y me ha guiñado un ojo y luego me ha hecho un gesto como de cortarme el cuello.
-¿Cómo dice?
-Esa mancha tiene cara de payaso y me ha mirado. Se lo juro, créame por favor.
La doctora miró la lámina, respiró profundamente y anotó algo en su libreta.
-¡Me está mirando!
-¡Tranquilícese señor Martin!-Le rogó la doctora- Es solo un dibujo ¿lo ve?
-¡Quiero irme! no quiero seguir con esto.
-Lo dejaremos, pero tranquilícese por favor.
Se levantó y se marchó precipitadamente de la consulta.
Extrañada por la reacción del paciente, llamó al celador para que lo controlaran y le dieran algún tranquilizante. Entró a su despacho y recogió todas las láminas del test de Roscharch y las guardó en la carpeta de cuero negro. Cogió sus cosas y se marchó.
Eran las nueve, la enfermera de guardia oyó un ruido extraño corrió por el pasillo hasta llegar al final, al entrar halló el cuerpo sin vida del Sr. Martin.
Continuará...el lunes que viene la segunda parte.
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Comentarios

  1. Vaya, pues me has dejado de lo más intrigado. Final misterioso a esta primera entrega, estaré pendiente al desenlace.

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    1. Este relato tiene mucho misterio, además de intriga. La segunda parte estará el martes, si no me extiendo demasiado igual lo acabo el martes, si no la intriga seguirá hasta el final.

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