¡Me está mirando! (VI)

Pasaron al jardín anexo al hospital, el buen tiempo les acompañaba. Desde lejos observaron a Mac Farlane que no les quitaba ojo de encima, decidieron que lo mejor sería hablar fuera del campo de visión de la enfermera jefe, doblaron la esquina y se sentaron en un banco, a la sombra de un gran eucalipto.
-¿Fumas?-preguntó la enfermera ofreciéndole un cigarrillo.
-No, lo dejé hace tiempo-respondió Anderson.
-Haces bien, yo he intentado dejarlo infinidad de veces, pero soy demasiado débil de voluntad-contestó ella mientras encendía su cigarro.
-No debes rendirte, quizás algún día lo consigas
-¿No te molestará que fume, verdad? porque si es así lo apago, no hay problema.
-No, no me molesta-mintió.
-Bueno, voy a contarte la historia antes de que aparezca Mac Farlane y nos eche a los perros. Fue ella y la entonces enfermera jefe quienes me contaron la historia.
La doctora Emily Svenson estaba tratando a un paciente con bastantes problemas. Era payaso en un circo muy importante, aunque no recuerdo ahora mismo el nombre, el caso es que aquel tipo había provocado un incendio en el circo en el que trabajaba y al parecer murieron varias personas en aquel incendio. El caso es que lo internaron aquí y la doctora se tomó aquel caso como algo personal. Las malas lenguas decían que se había enamorado de él. Aquel tipo era un psicópata de manual, pero también era muy atractivo y muy inteligente. 
Al cabo del tiempo empezaron los problemas, el marido de la doctora sospechaba algo, se encaró con él y a los pocos días apareció en su despacho con un corte en el cuello, como el Sr. Martin. Fue la hija, Jane, quien encontró a su padre en el despacho tumbado en el suelo con una mancha enorme de sangre. Nadie sabe a ciencia cierta si fue aquel individuo o no, la policía pensó que había sido un suicidio, pero la hija comentó que había oído la voz de un hombre que no era la de su padre; sin embargo, no se encontraron huellas de otra persona en la casa, salvo las de su padre y ella.
La niña estuvo en tratamiento por el shock emocional y allí hizo amistad con aquel individuo que se ganó su confianza, pero dicen que los celos de la madre hicieron que se precipitaran ciertos acontecimientos y al final tras un incendio provocado por no se sabe quién, fallecieron la doctora y su amante. Hay quien piensa que pudo ser la doctora, otros dicen que fue aquel tipo, las enfermeras sospechaban de la niña.  
El tiempo pasó y aquella niña creció feliz, se casó, tuvo dos hijos y una hija, pero cuando las cosas marchaban tan bien aparentemente, su marido y su hijo mayor fallecieron en un accidente de coche. Aquello la sumió en una profunda depresión que la dejó de nuevo al borde de la locura y, desde entonces, no es la misma, vive en su mundo. 
Anderson se quedó pensativo, el asesino del Sr Martin y el Sr Svenson tenían el mismo modus operandi, ¿sería la misma persona o algún admirador? Necesitaba saber el nombre de aquel tipo. Era un enfermo recluido en el hospital psiquiátrico por homicidio, quizás en la base de la policía constara algo sobre ese individuo.
-¿Recuerdas su nombre, el del payaso? quizás fuera famoso
-Si lo era, de hecho aquel incendio fue un escándalo en aquella época. Creo que era Magnus, sí ese era el nombre.
Escucharon voces que se acercaban y dejaron la conversación, era la señora Svenson acompañada de su nieto y su hija.
©Texto legalmente registrado

Comentarios