Atrapado en un VIDEOJUEGO👈

Llevaba todo el fin de semana trabajando en el diseño de lo que sería el mejor juego del año. Había sacrificado las vacaciones con su familia, su mujer y su pequeña habían marchado de vacaciones con los abuelos al sur de la campiña francesa, Bertrand por el contrario tenía horas de trabajo por delante, era un proyecto importantísimo que había estado esperando toda su vida. Era la ilusión de su vida, hacer un videojuego para la empresa más importante del mundo de la industria de los VIDEOJUEGOS. Su mujer lo entendía, aunque lo cierto es que no le hacía mucha gracia pasar las vacaciones sin su marido, pero ese tipo de oportunidades solo se dan una vez en la vida. Así que llamó a sus padres para pasar las vacaciones de verano con ellos.
Estaba cansado y los ojos solo veían cuadrículas, cuadrículas por aquí, cuadrículas por allá, dio una cabezada y al revolverse la luz azul le cegó por completo, una melodía sonaba de fondo y todo se movía a su alrededor, un individuo le llamó la atención. Otro le golpeó por detrás para que se moviese. 
-¡Oye tío, muévete de una vez!-Le gritó.
-¿Dónde estoy? ¿Qué es esto?
-No preguntes y en cuanto veas una salida tómala antes de llegar al final.-Le dijo el otro individuo. Se fijó que no paraba de mirar a todos lados.
-¿Qué ocurre al final?-Preguntó.
El individuo desapareció por una puerta que encontró en el ala derecha, pero Bertrand no pudo llegar aquello no paraba de moverse.
Se fijó que al frente aquel sol entre montañas eléctricas había un enorme temporizador, Solo le quedaban tres vidas.
-¡Mierda, estoy dentro de un videojuego! ¡Atrapado en un videojuego!
Empezó a mirar a todos lados, intentaba encontrar una salida, mientras el tiempo se iba agotando. El sudor le resbalaba por la frente y la respiración se le cortaba ahogándole de desesperación. La salida, tiene que encontrar la salida. Miró con ansia, resbaló y fue a parar contra una especie de saliente que le produjo una pequeña herida, le quedaban dos vida y media. No, no puedo sufrir más daños o no llegaré al final, el final es la salida, aquel individuo había hecho trampas. Sí le había engañado. En todos los juegos hay atajos, este tiene que tener uno para salir. Al intentar levantarse volvió a ver a aquel individuo que desesperadamente buscaba otra salida, se fijó en él su cara le recordaba a alguien. Los dos buscaron desesperadamente una salida. La música iba in crescendo, debían estar a mitad del juego, pasaron tres pantallas cuando Bertrand se fijó en un saliente algo distinto de la anterior pantalla. Ahí, ahí tiene que estar, salió corriendo desesperadamente hasta ella. Aquel individuo le empujó y estuvo a punto de caer. Aquel maldito imbécil se dirigió al saliente y se precipitó hacia el vacío. Solo le quedaba una vida. Bertrand siguió, desesperado y sin saber lo que le esperaba corrió como un loco, cada vez más rápido, más y más rápido hasta el final. Una luz brillante de colores cálidos le iluminó la cara. Era el sol de la mañana que entraba por la ventana. Era un sueño. Miró su diseño. Cerró el portátil y decidió darse un descanso por ese día.

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