El pianista VII

      Marcos y Silvia estuvieron revisando toda la tarde todos los documentos que hallaron, y estuvieron contrastando las notas que les había pasado Roberto. Antes de bajar para cenar algo, Silvia resolvió llamar a su amigo Enrique, el juez del registro y pedirle que su mujer, perito judicial calígrafo de profesión le hiciese el favor de echarle un vistazo a la partitura que había encontrado y de paso comentarle los hallazgos. Cuando Enrique se puso al teléfono y Silvia le comentó lo sucedido no dudó un momento y les dijo que su mujer los recibiría a la mañana siguiente en su despacho que está situado cerca del paseo marítimo de la playa de La Concha. 
     Eran las ocho de la mañana y Silvia se encontraba algo cansada, el día anterior había sido agotador y luego la carrera por las escaleras, fueron tantas emociones en un solo día que era difícil de asimilar. Resolvió darse una ducha antes de bajar a desayunar, luego llamaría a Marcos para ir al despacho de Lidia, tenía ganas de verla pues hacía mucho tiempo que no se veían, las dos eran amigas de la infancia y se llevaban muy bien, pero el trabajo de Silvia no le permitían hacer demasiados viajes a España, solo una vez al año, pero siempre encontraban la manera de ponerse al día de todo lo que les había sucedido hasta ese día.

     Acababa de ducharse y bajó a desayunar, esa mañana se encontraba en la casa su madre, con lo que se sintió feliz, compartió con ella todo lo ocurrido el día anterior, le mostró la partitura y los documentos que había encontrado. En ese instante sonó el teléfono y las dos se sobresaltaron pues estaban tan enfrascadas en la historia del pianista misterioso que no esperaban que nadie llamase. Silvia contestó y resultó ser Marcos que le avisaba que iba a recogerla y que estuviese lista. Silvia sonrió y le dijo que estaría lista en veinte minutos. Aroa le sonrió y le preguntó si era una cita, a lo que Silvia le respondió ruborizada, que no que se trataba de Marcos que la iba a acompañar al despacho de Lidia y que de paso llamarían a Roberto, para darle más datos de la niñera.

- Esto es un lío, creo necesitamos un detective o un profesor de matemáticas para que resuelva este problema- bromeó Silvia.
- Anda prepárate, que si no vas a tener a Marcos esperando.
- Voy a prepararme enseguida.

     Silvia subió a toda prisa y tras arreglarse se dirigió a la habitación contigua al salón dónde se encuentra el piano, allí está la biblioteca, en realidad el despacho de su padre, allí sobre una mesa de color cerezo oscuro, delicadamente tallada estaban la partitura, los documentos de la niñera y unas fotografías muy antiguas de su tía y su marido. Abrió el cajón de la derecha de la mesa y sacó un sobre de gran tamaño de color sepia y guardó todo. A continuación se sentó en el sillón del escritorio a esperar, le gustaba sentarse en él, era tan confortable. A veces entraba en el despacho para sentarse a reflexionar cuando tenía algún problema, se quedaba mirando al retrato de la mesa en la que estaba junto a su padre y se sentía como si hablara con él, como si pudiera oirla y darle un consejo. En estos momentos, le hubiera gustado que su padre estuviera allí y pudiera participar de esta locura en la que se encontraban sumidos, a la búsqueda de resolver un misterio precisamente acerca de su propia familia. Estaba tan sumida en sus pensamientos que casi no había oido el claxon del coche de Marcos, pero la sacó del trance la voz de su madre llamándola.
   Cuando bajó Marcos estaba saludando a su madre, esa mañana a Silvia le pareció que Marcos estaba distinto, no sabía que era pero le encontraba como más jóven, quizá fuese que siempre le había visto vestido tan clásico y ahora al verle tan de sport. Se quedó sorprendida por el cambio, le pareció acertado el cambio, es más le encontraba bastante interesante, pensó....vaya si al final le encuentro hasta atractivo.
-Tengo todo lo que necesitamos en este sobre.
-Pues entonces, vamos a ver que podemos averiguar hoy
- Espero que tengáis suerte, bueno ya me contaréis cuando volváis, por cierto...¿Venís a comer o comeréis fuera? preguntó Aroa.
- No lo sabemos, sobre las doce del mediodía te llamaré para decirte si nos da tiempo a ir a comer o comemos con Lidia.

    Marcharon camino del despacho de Lidia, y cuando llegaron a la altura del paseo marítimo encontraron que el parking estaba completo, así que tuvieron que aparcar a una manzana del paseo marítimo. Luego tuvieron que ir a pie hasta llegar al edificio de estilo clásico en dónde se encontraba el despacho de Lidia. Cuando subieron les atendió una jóven pelirroja muy amable que les condujo a una salita, al cabo de unos segundos los condujo hacia el despacho de Lidia.
- Perdonarme pero es que estaba con un cliente, pero sentaos
- Te presento a Marcos, fue el quien descubrió la existencia del pianista misterioso que nos ha hecho plantearnos ciertas incognitas acerca de la supervivencia de los hijos de mi tía Elvira, creo que Enrique te habrá comentado algo.
-Sí me estuvo contando toda vuestra peripecia ayer noche y no salía de mi asombro y me dijo algo de una partitura.
- La tenemos aquí, así como otros documentos que quiero que les eches un vistazo y me digas si son auténticos o no., pues Roberto que está en Italia encontró otros y estamos contrastando
- Chica esto parece una novela de misterio, ni John Grisham, ni la misma Ágatha Christie hubieran pensado en algo así- dijo Lidia medio en serio.
    Cogió la partitura en la que había escrito lo que parecía ser la letra de la canción.... al cabo de unos instantes y para sorpresa de todos Lidia les comentó que teniendo a primera vista parecía la letra de un niño, pero no cualquier niño sino un chico inteligente, pues tiene una letra grande y regular lo que manifiesta una personalidad con gran vitalidad e inteligencia.
    Si me dejáis estos documentos durante un día para que haga un análisis más profundo os daré el informe mañana mismo. Pues hay que analizarlo más pormenorizadamente, y ver más rasgos de la personalidad, así podría daros un informe algo más exacto. Echó un vistazó a los documentos que llevaba Silvia sobre la niñera y los pasó a su ayudante para que les hiciera una serie de pruebas, mientras echaron un vistazo a las fotografías. Algo llamó la atención de Lidia, y es que Luis Alfonso el tío de Silvia estaba sentado en otra fotografía con un hombre mayor de rasgos extranjeros, parecía alemán o nórdico resolvió. Silvia le comentó que quizás se tratase del padre de su tío pues los últimos datos le situaban en la localidad noruega de Norvik. Al cabo de media hora, apareció el ayudante que dictaminó a la vista de las pruebas realizadas que los documentos eran auténticos. 
- Al menos ya tenemos algo en claro, ahora solo queda esperar el informe que nos hagas de la partitura
- Entonces quedamos para mañana y comemos juntos ¿qué os parece?
- ¡Bien, aceptamos!- asintió Marcos.

Comentarios

  1. Qué líoooo... nos tienes completamente despistad@s, a ver en qué quedará toda esta historia...

    Montones de besos

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  2. Buenooo pronto llegará, es de prever algo...inesperado jijiji

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  3. Huy, me has pillado. Estooo yo solo firmo en presencia de mi abogado...fiu fiu.

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