Noche de insomnio



Las 5.00 h de la madrugada y sin poder conciliar el sueño. Aún noto algo congestionada la nariz, a pesar de haber superado la gripe días atrás. De improviso, siento un portazo en la quietud de la noche, es el vecino de al lado que inicia su jornada laboral. Tras dar una ligera cabezada, el ruido del ascensor vuelve a sacarme de mi adormecimiento, la panadera acaba de dejar la bolsa del pan en la puerta de la vecina del 2ºC. Tras bajar a toda prisa por la escalera deja cerrar de un portazo la puerta principal. En ese momento me acuerdo de toda su extensa familia y, tras tranquilizarme del sobresalto, me vuelvo a acomodar en la cama.
De nuevo todo en silencio, el cuerpo y mi mente empiezan a abandonarse a un estado de semivigilia cuando el ruido del motor de un coche me hacen abrir los ojos de nuevo, es el hijo del vecino del 1º A que trabaja de Dj en una discoteca y que acaba de llegar del trabajo. Para no variar, y no ser menos que los anteriores, cierra la puerta de su coche de un portazo, acto seguido le dedico todos los calificativos que me vienen a mi mente fatigada por la falta de sueño. Vuelvo a calmarme y por fin, por fin consigo conciliar el sueño.

Las 8:00 h mi mente me avisa de que he de tomarme la pastilla media hora antes del desayuno. Me despierto y como si de una autómata se tratase me tomo la pastilla para mi problema de tiroides, acto seguido me dejo caer sobre la cama y aprovecho ese pequeño lapso de tiempo para descansar un poco más, solo un poco más. El sueño pesa tanto como el cansancio. Sin percibirlo mi cuerpo me deja tumbada boca abajo, tras unos segundos la sensación de falta de aire empieza a invadirme de pánico. En aquella habitación nadie me entiende, yo les digo que me estoy asfixiando, pero todos me ignoran y nadie hace nada. Me despierto por fin, y decido ir al cuarto de baño a echarme un poco de agua para recuperarme del susto, en el pasillo parece que alguien ha dejado un coche y un oso de peluche delante del cuarto de baño, los evito y entro al cuarto de baño. Frente al lavabo el agua fría no parece hacerme efecto. ¡Un momento! ¿un coche y un oso de peluche? ¡Dios, sigo soñando! Me sigue faltando el aire y no tengo fuerzas para despertarme. No puedo mover ni un músculo. Casi sin aire para respirar la llamo, llamo a mi madre a pesar de que ella no está, falleció hace años; aún así, mi mente acude a ella en busca de auxilio y es en ese último instante cuando siento una fuerza dentro de mí que me hace revolverme y como si resurgiera de las profundidades del mar, salgo a la superficie de mi inmovilidad y consigo darme la vuelta para tomar aire. ¡Uf, casi me asfixio!

Comentarios

  1. El mundo de los sueños es intrigante y a la vez extraño. Está lleno de misterio, a veces gratificante, angustioso otras pero siempre muy necesario para mantenernos vivos. El tema onírico, al que soy gran aficionado, da para escribir un post y hasta es posible que lo haga cuando espante mis demonios de una vez por todas y mi mente pueda concentrarse adecuadamente. Saludos.

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    1. Este fue muy angustioso, no te puedes hacer idea, casi no lo cuento. Y no es la primera vez que me pasa, pero nunca con un sueño tan pesado, no era capaz de moverme, hasta que lo conseguí.
      Espero ese post con impaciencia, a mi también me fascina el mundo de los sueños, sobre todo la interpretación de los sueños, es un mundo lleno de imagenes a veces sin sentido aparente pero siempre con una explicación. Otras se nos muestran más realistas; en definitiva un mundo fascinante del que muchos genios han sabido sacar partido.
      Saludos.

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