Publicado por Domingo Descanso para Crónicas de Villatortas del Sordete.es
Tras
las vacaciones nos toca reincorporarnos a la rutina de nuestro trabajo. Hay
quien etiqueta a la readaptación a los horarios de trabajo como de depresión o síndrome postvacacional,
aunque yo diría que más bien habría que hablar de un problema de capacidad de
adaptación y que afecta de forma diferente a cada persona en la medida de la
satisfacción personal que cada uno tiene en su puesto de trabajo.
En esa readaptación me
encuentro yo en estos días. Después de
una semana preparando la mudanza a un nuevo piso, ahora toca dejar de
trasnochar y de levantarse a las tantas para comer a la hora que me apetezca. No
queda más remedio que acostumbrarse de nuevo al horario de trabajo, aunque de
momento llegues en plan sonámbulo hasta tu silla en la
oficina y después te pongas en plan cerebro de besugo mirando a la pantalla
durante unos minutos hasta que el inconsciente, que está bien inconsciente se
despierte, decida a mover el culo y se
ponga a trabajar.
Pero lo peor de la vuelta al trabajo es…soportar
las mil y una mentiras del fantasma de turno. En todos los sitios siempre está
el típico o la típica que te cuenta sus batallitas como si de una novela se
tratase. Las mejores historias son las suyas, su lugar de vacaciones es un
paraíso y no hablemos de las fiestas que se ha pegado. Aunque se haya aburrido
como una ostra o su apartamento esté adosado a una macro discoteca, el caso es
que tiene que estar por encima de todos los demás y punto. Lo suyo siempre será
mejor. Y en nuestra redacción ya tenemos a Julio, el de deportes, que es tan
fantasma que solo le faltan las cadenas.
Esta mañana se presentó como de costumbre
con su sonrisa de anuncio de pasta de dientes, y su moreno “requemao”. Y para
no perder tiempo antes del café ya estaba con sus batallitas. Yo como aún estaba
con mi cerebro en off, no le presté atención. Solo le noté que me miraba con
cierta curiosidad, pero como aún estaba el inconsciente al mando de mi cerebro
pues no me enteré muy bien.
Llegó
la hora del almuerzo y aquel fanfarrón desplegó todo su monólogo sobre sus
conquistas. Para aderezar sus cuentos chinos nos deleitaba con fotografías de
cada una de sus supuestos ligues, y digo supuestos, porque a día de hoy no
hemos conocido a ninguna. Cual sería mi
sorpresa cuando en una de esas fotos me pareció ver a las dos rubias imponentes
que vimos en la playa hace unas semanas, que en realidad eran dos travestís búlgaros.
Fue automático, me empecé a reír con unas ganas que hasta lloraba. Nadie
comprendía mi reacción, salvo Julio que me miraba con cara de preocupación. El
resto de compañeros me miraba y me preguntaban por qué me reía de las chicas.
Hasta que Lola, nuestra compañera de sucesos, también las reconoció porque las
rubias imponentes habían sido detenidas por robo hacía dos días. Así que el cachondeo
no se hizo esperar. Pobre Julio, no sabía dónde meterse. Su sexy moreno
requemao se tornó en un color “moreno acojonao”.
Para
salir airoso de la situación, el muy capullo, decidió trasladar la tensión del
momento sobre mi persona. Así que deslizó la duda sobre la existencia de Chris
y me retó a enseñarles una foto, pero como mi jefa me acababa de llamar en esos
momentos pasé olímpicamente de aquel fantasma y me fui a cubrir la noticia.
Cuando volví aún estaban con el temita de
marras sobre Chris. La duda quedó inmediatamente despejada, no porque les
enseñara ninguna foto. No hizo ninguna falta, me di cuenta por la cara de
Julio. Los ojos se le salían de las órbitas y la boca parecía un buzón. Era
Chris que se había pasado por la redacción para ir a comer juntos. A mí en ese
momento se me pasó de golpe la pereza postvacacional y todas las perezas
juntas. Julio se quedó sentado rompiendo todas sus fantasmadas de verano.
Un muy buen castigo al tal Julio. El bocazas de turno que lo único que sale por su boca son fantasmadas de quiméricas conquistas que solo él se las cree. A lo mejor los dos travestis le pusieron la parte de atrás como la bandera de Japón. Es posible. Oye quizá en un momento de descuido... Esta gente tan fantasma en el fondo no dejan de ser unos cebollinos e insufribles idiotas, por eso no me extrañaría que los dos travestis hasta le hubieran quitado las telarañas del fogón.
ResponderEliminarHuy no sé al tal Julio lo que le pasaría, pero a juzgar por la cara creo que se llevó una gran sorpresa y quizás le dejaron limpia y reluciente la cartera. Es que cuando se van con dos copas de más la noche les confunde y luego pasa lo que pasa.
ResponderEliminarA cualquiera se le pasa la " pereza postvacacional" viendo el " moreno acojonao" de Julio...jajaja.
ResponderEliminarMe ha encantado Isabel, genial.
Besazos!!
PD: Lllego por casualidad a tu blog peeroooha sido una sorpresa buenisima. Me quedo por aquí :-)
Le he dado unos días de descanso a mi reportero para que se adapte a su nuevo piso y a su rutina diaria, sobre todo a la rutina de aguantar a Julio, el de la sección de deportes. Es que es muy fantasma el pobre.
EliminarPD: Bendita casualidad, yo encantada que estés por aquí. Un besazo.