Solo un haz de luz me separa de la realidad, entre arrobas y
algoritmos que no comprendo viajo al otro lado.
¡Fíjate en ese! ¿Será tan aburrida su vida que necesita pintarnos su vida como si fuera perfecta?
Y tú no me lances cebos, no pienso picar. ¿Para qué quieres
llamar mi atención si a continuación construyes un muro? Mejor quédate donde
estás.
Qué absurdo y qué contradicción pedir privacidad cuando no
te guardas nada, ni siquiera tu cuenta bancaria. ¿Ingenuidad o torpeza?
¿Y tú de qué vas? por
qué te das por aludido/a cuando alguien publica algo si nunca fue por ti. El mundo no
gira alrededor de tu ombligo. El mío no. Sencillamente dejó de importarme hace
tanto que me alcanzaría el reloj de arena de tres desiertos para acordarme.
¿Y tú? quieres dar lecciones de erudición, pero cuando
navegas en otras redes de otros mares no dejas de soltar estupideces. No me
seas ingenuo/a, así nunca te tomarán en serio. Puedes cabrearte, insultarme o
maldecirme cuanto quieras, pero sabes que te digo la verdad. No creas yo
también pequé de lo mismo.
Si crees que con airear todas las cadenas de promesas de
fortuna y prosperidad vas a obtener el cielo te equivocas, no se cumplirán.
La fortuna y la prosperidad hay que trabajarlas no se hallan en un eslabón de
esas estúpidas cadenas que alguien creó como pasatiempo para burlarse de la
superstición de los crédulos.
Ahí siguen, los veo aporreando su teclado vendiendo su falsa
vida perfecta aunque sea en un mundo virtual.
No soy míster
Scrooge, tampoco ha venido el fantasma de la navidad. El haz de luz me sigue
devolviendo códigos que se deslizan indescifrables por este mar de plasma
extraño que nadie sabe si serán verdad.
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