-usando la violencia física
-verbal
-a través de las redes sociales
-propagando rumores sobre la víctima.
Por lo general, suele buscarse a una víctima fácil, débil frente al grupo, porque los/as acosadores/as suelen ser más de dos personas, buscando así una posición de poder sobre la víctima que se encuentra en posición de inferioridad, lo cual nos lleva a pensar que si algo caracteriza a estos abusones/as es la cobardía y por que no decirlo, la envidia. En la inmensa mayoría de los casos, a estas personas las mueve la envidia, y necesitan hacer cómplices de su frustración a otros para descargar su frustración y lo hacen amparándose en el grupo, porque si nadie les hiciera caso no serían capaces de hacerlo.
Pero este comportamiento no desaparece por sí solo al llegar a la adultez. lo vemos en múltiples manifestaciones. Ya sea en el fútbol donde hay infinidad de asistentes descargando todas sus frustraciones a base de improperios, ya sea al árbitro, al entrenador, al jugador que no les gusta, al del equipo contrario y eso en muchas ocasiones ocurre en los partidos donde juegan menores de edad que absorben como una esponja esos comportamientos. Luego claro, nos echamos las manos a la cabeza de que reproduzcan esos comportamientos tan agresivos unos simples niños. Normal, te han visto a ti hacerlo y ellos han llegado a la conclusión de que todo vale.
En las redes sociales también se ven comentarios ofensivos que rayan lo delictivo, hay personas que se escudan en el anonimato que les otorga esconderse en perfiles falsos para verter toda clase de comentarios nocivos, ofensivos, con la peor intención del mundo, porque buscan hacer daño cuanto más mejor. Seguro que en su vida cotidiana pasan desapercibidos, lo mismo son esos que no hablan con nadie pero que cuando se ponen delante de la pantalla del móvil o del ordenador se quitan la careta y descargan toda su bilis, eso sí a costa de la víctima. Pero pienso que todo tiene como denominadores comunes a la envidia y frustración y un odio enfermizo a todo lo que sea diferente a sus gustos o intereses. Para ello buscan el punto débil de la víctima, ya sea en el aspecto físico, emocional, o cualquier cosa para ahondar en sus inseguridades hasta la extenuación para sentirse superiores a la misma. El bulling es una lacra de la sociedad y tenemos que abordarla desde nuestros propios comportamientos, porque a los niños hay que enseñarles desde pequeñitos y no solo con palabras y dibujitos, sino con nuestros comportamientos en nuestra vida cotidiana, porque ellos nos observan y absorben todo y repiten esos mismos patrones. Por eso tenemos que revisar si nosotros, los adultos no estamos lanzando un mensaje equivocado con nuestras acciones en el día a día.
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